Solemos conocer más habitualmente
este fenómeno con el nombre de "ELECTROLISIS". Está
producida por corrientes eléctricas que circulan por el suelo fuera de los
circuitos previstos. El origen más habitual de estas corrientes es
la existencia de una red eléctrica de tracción de corriente contínua que tiene
un retorno parcial o completo a través de tierra. Estas corrientes
vagabundas circulan por las cubiertas de los cables debido a las diferencias de
potencial producidas por las redes de corriente continua entre diversos puntos
del suelo, ya que estas cubiertas se comportan como buenos conductores
recogiendo las corrientes en zonas catódicas y dejándolas salir en zonas
anódicas, siendo en estas últimas en las que se produce la corrosión.
En el electrodo positivo o ánodo es donde se produce la pérdida de material |
En estas zonas anódicas, la corriente al abandonar el cable produce un
"arrastre" del plomo de la cubierta, llegando esta a
desaparecer produciéndose agujeros en la misma que dejan penetrar la humedad o
el agua con la consiguiente pérdida de aislamiento dado que estos cables suelen
tener aislamiento de papel o pulpa, muy sensible como sabemos a la
presencia de agua.
Tuberia dañada por efecto de la electrolisis |
Evidentemente para que se
produzca este fenómeno los cables telefónicos han de ir enterrados o en
canalización y sus cubiertas son de plomo o incluso cables
"armados" que llevan sobre la cubierta de plomo habitual, algunos
flejes de acero. Los modernos cables con cubiertas plásticas son
inmunes a este fenómeno, y hay que decir que en los últimos tiempos en
que se instalaron cables con cubiertas de plomo en canalización, en zonas de
influencia de líneas de tracción en corriente contínua, se recurría a la
instalación de cables especiales llevaban una cubierta de plástico adicional
sobre la de plomo. En España, la tracción eléctrica con corriente
contínua se centra básicamente en las líneas de ferrocarril, tanto de vía ancha
(RENFE) como de vía estrecha (FEVE, Euskotrén, FGC, etc.).
Esquema elétrico de retorno de corrientes vagabundas a través de la cubierta metálica de un cable instalado en subterraneo |
Los
tranvías desaparecieron de nuestras ciudades en los años 50 y 60 y han vuelto a
aparecer a partir de los noventa, pero incorporando sistemas de tracción en
corriente alterna, que ya no ofrecen ningún problema de este tipo, sobre los
escasísimos cables con cubierta de plomo que aún están en servicio.
En cuanto al ferrocarril, las nuevas líneas de alta velocidad utilizan
corrientes de 25 Kv en corriente alterna, por lo que tampoco presentan
problemas, a diferencia de las líneas convencionales que aún usan
corriente contínua para la tracción. Los ferrocarriles de vía ancha
(1.668 mm.)
pasaron hace años de usar 1.500 voltios a 3.000 voltios. Las líneas
de vía estrecha (1.000 mm)
aun utilizan los 1.500 voltios de corriente contínua.
Existen diversos métodos para
proteger los cables de estas corrientes vagabundas, como por ejemplo
instalación de ánodos de sacrificio, drenajes eléctricos, diodos, etc., pero el
primer paso y el más importante consiste en localizar el origen del problema y
la zona en la que se producen la entrada y salida de corrientes en las
cubiertas de los cables telefónicos.