Los cables telefónicos de pares se ven muy afectados por la entrada a su interior de agua o humedad. Esta humedad reduce el valor del aislamiento reduciéndose también la capacidad de transmisión a través de sus pares, llegando a hacerlo totalmente inservible en caso de que esta entrada sea lo suficientemente importante. Existen varias formas de proteger los cables de los efectos negativos de la entrada de agua, pero quizá el más conocido es el de presurización. La presurización consiste básicamente en mantener el interior del cable lleno de aire seco a una presión superior a la atmosférica. En condiciones ideales, por cada gramo de presión a que se encuentre sometido el cable, soportaría una columna de agua de un centímetro sobre él. Como normalmente la presión interior del cable suele ser del entorno de los 700 gr. podríamos esperar que, para una fisura de un diámetro inferior a 2 mm, soportaría 7 metros de altura de agua sobre él.
Por tanto es muy importante mantener en el interior del cable una presión suficiente para protegerlo de posibles entradas de agua, y en consecuencia, deben localizarse y repararse a la mayor brevedad cualquier fuga o fisura que comprometa la estanqueidad del cable. Localizar estas fugas es relativamente fácil si estas están situadas puntos accesibles como arquetas o cámaras de registro. La cosa cambia mucho cuando la fuga de aire se produce en una zona no accesible, como por ejemplo el interior del conducto entre dos registros. Existen varias formas de hacerlo, pero en mi opinión la más eficaz es la detección por medio de helio.
Es necesario disponer de un equipo adecuado de detección de helio y de un equipo de inyección de este gas para llenar el cable con este gas.
El principio de funcionamiento es muy sencillo. El helio es un gas muy ligero; tiene una densidad mucho menor que el aire por lo que de forma natural, tiende a desplazarse hacia arriba, a flotar. Ocurre un efecto similar al que se produce cuando ponemos unas gotas de aceite en un recipiente que contenga agua. El aceite siempre de queda en la superficie.
En el ambiente normal, el aire a nivel del suelo no contiene ninguna cantidad de helio, puesto que al ser tan ligero, asciende hacia la atmósfera y se queda en las capas mas altas de la misma.
Este efecto es el que aprovechamos para localizar una fisura en la sección del cable.
El procedimiento es sencillo: primero es necesario conectar la botella que contiene helio en forma de gas al cable. Esto se puede hacer usando un manorreductor adecuado y conectando el tubo a una válvula. Lógicamente la presión de inyección de helio ha de ser superior a la que tiene el aire en ese mismo punto, puesto que si fuese inferior, el helio no penetraría en el interior del cable. Antes de comenzar la búsqueda de la fuga conviene asegurarse de que todo el cable está lleno de helio, para lo cual recomiendo que vayamos al extremo final del cable y comprobemos, con el propio equipo detector de helio, que sale a través de la válvula. Una vez hecho esto ya podemos comenzar la tarea de localizar la fuga, para lo que debemos de ir recorriendo todo el trazado de la sección donde suponemos que está la grieta, situando el cono de caucho del extremo del bastón del detector sobre la traza de la canalización. Cuando el equipo detecte la presencia de helio, emitirá una señal acústica al mismo tiempo que en la pantalla del indicador nos muestra la concentración del gas en ese punto. En este momento sabremos que la grieta se encuentra en las proximidades del punto donde la concentración de helio es más alta. La experiencia nos dice que es posible llevar a cabo esta detección en prácticamente todo tipo de suelo: tierra, asfalto, cemento, pavimento, etc. Es muy recomendable que al mismo tiempo que el técnico va desplazándose sobre el trazado del cable, otro técnico vaya por delante de el con el localizador de cables marcando exactamente el trazado del mismo. Por tanto lo ideal es la utilización conjunta de ambos equipos, pues la zona por donde sale el helio del suelo es a veces tan acotada que si nos desviamos del trazado del cable, es posible que pasemos de largo y no la detectemos.
El helio es un gas completamente inocuo; no es tóxico para el hombre y no produce ningún tipo de efecto fisiológico, a excepción de un atiplamiento de la voz si lo inhalamos, aunque este efecto es de tipo físico sobre las cuerdas vocales. No obstante hemos de observar obligatoriamente todas las precauciones establecidas para trabajos en cámaras o registros confinados.
Por tanto es muy importante mantener en el interior del cable una presión suficiente para protegerlo de posibles entradas de agua, y en consecuencia, deben localizarse y repararse a la mayor brevedad cualquier fuga o fisura que comprometa la estanqueidad del cable. Localizar estas fugas es relativamente fácil si estas están situadas puntos accesibles como arquetas o cámaras de registro. La cosa cambia mucho cuando la fuga de aire se produce en una zona no accesible, como por ejemplo el interior del conducto entre dos registros. Existen varias formas de hacerlo, pero en mi opinión la más eficaz es la detección por medio de helio.
Botella de gas helio |
El principio de funcionamiento es muy sencillo. El helio es un gas muy ligero; tiene una densidad mucho menor que el aire por lo que de forma natural, tiende a desplazarse hacia arriba, a flotar. Ocurre un efecto similar al que se produce cuando ponemos unas gotas de aceite en un recipiente que contenga agua. El aceite siempre de queda en la superficie.
En el ambiente normal, el aire a nivel del suelo no contiene ninguna cantidad de helio, puesto que al ser tan ligero, asciende hacia la atmósfera y se queda en las capas mas altas de la misma.
Este efecto es el que aprovechamos para localizar una fisura en la sección del cable.
El gas helio sale del cable por la grieta y es recogido por la sonda del detector. |
El procedimiento es sencillo: primero es necesario conectar la botella que contiene helio en forma de gas al cable. Esto se puede hacer usando un manorreductor adecuado y conectando el tubo a una válvula. Lógicamente la presión de inyección de helio ha de ser superior a la que tiene el aire en ese mismo punto, puesto que si fuese inferior, el helio no penetraría en el interior del cable. Antes de comenzar la búsqueda de la fuga conviene asegurarse de que todo el cable está lleno de helio, para lo cual recomiendo que vayamos al extremo final del cable y comprobemos, con el propio equipo detector de helio, que sale a través de la válvula. Una vez hecho esto ya podemos comenzar la tarea de localizar la fuga, para lo que debemos de ir recorriendo todo el trazado de la sección donde suponemos que está la grieta, situando el cono de caucho del extremo del bastón del detector sobre la traza de la canalización. Cuando el equipo detecte la presencia de helio, emitirá una señal acústica al mismo tiempo que en la pantalla del indicador nos muestra la concentración del gas en ese punto. En este momento sabremos que la grieta se encuentra en las proximidades del punto donde la concentración de helio es más alta. La experiencia nos dice que es posible llevar a cabo esta detección en prácticamente todo tipo de suelo: tierra, asfalto, cemento, pavimento, etc. Es muy recomendable que al mismo tiempo que el técnico va desplazándose sobre el trazado del cable, otro técnico vaya por delante de el con el localizador de cables marcando exactamente el trazado del mismo. Por tanto lo ideal es la utilización conjunta de ambos equipos, pues la zona por donde sale el helio del suelo es a veces tan acotada que si nos desviamos del trazado del cable, es posible que pasemos de largo y no la detectemos.
El helio es un gas completamente inocuo; no es tóxico para el hombre y no produce ningún tipo de efecto fisiológico, a excepción de un atiplamiento de la voz si lo inhalamos, aunque este efecto es de tipo físico sobre las cuerdas vocales. No obstante hemos de observar obligatoriamente todas las precauciones establecidas para trabajos en cámaras o registros confinados.